Yo llego a ti, uno de tus tantos hijos, soy pequeno y debir. Necesito tu fuerza y sabiduria. Deja que camine en la belleza y que mis ojos guarden el rojo purpura del sol que se pone. Haz que mis manos sepan respetar las cosas que creaste y mis oidos sean abiertos para escuchar tu voz. Hazme sabio, para que pueda comprender las cosas que ensenaste a mi pueblo, la leccion escondida en nuestro diario caminar. Busco la fuerza no para ser superior a mis hermanos, sino para ser capaz de luchar contra mi mas grande enemigo yo mismo. Hazme siempre listo para llegar a ti, con manos limpias y mirrada recta asi cuando la vida desvanezca, como un solque se pone, mi espiritu llegur a ti sin verguenza. |